domingo, mayo 13, 2007

Disección de un botellón


Ayer en el programa de Antena 3, Paranoia Semanal, se debatió sobre el botellón. No se puede esperar un análisis muy profundo de un programa de debate presentado por Juan y Medio, con contertulios de la talla de la Terremoto de Alcorcón o Risto Mejide, de un plató que parece el "burdel de los Lunis" (palabras de Risto) y en el que cada poco tiempo aparecen unos actores cantando canciones al estilo de "La parodia nacional", presentada en su día Constantino Romero en la misma cadena.

Sin embargo, gracias a este programa que vi sin prestar demasiada atención pues tampoco la merecía, con los apuntes en la mano mientras daba cabezadas en el sofá, pude observar el desconocimiento que existe por parte de algunas personas acerca del famoso botellón.


Personalmente llevo "haciendo botellón" desde los 16 años aproximadamente, por lo que he he practicado esta "actividad" en numerosas ocasiones. Pero ni una vez he roto un escaparate, he quemado un contenedor ni me he enfrentado a la policía, algo que en algunas personas en el debate intentaban reseñar como "lo normal en los botellones".

El botellón es, principalmente, divertirse todos juntos al aire libre. Claro que se consume alcohol pero, al fin y al cabo, el consumo de alcohol en nuestro país ha estado desde hace tiempo muy ligado a las relaciones sociales y a la noche.

Muchas veces se prefiere la calle a los ambientes cerrados porque, además de poderse consumir alcohol de forma más barata, se puede conversar de forma tranquila, se puede estar sentado y no tienes que respirar un aire cargado de humos y sudor.

Los hosteleros utilizan todo tipo de tretas para maximizar sus ganancias. Los locales están poco ventilados para que la sensación de calor haga al cliente consumir más. Se intenta hacinar a todas las personas en un punto de la sala (cerrando espacios vacíos si es necesario) y la música a todo volumen favorece el consumo de alcohol frente a la conversación.

Uno de los argumentos que esgrimieron los contrarios al botellón en el debate fue que la principal finalidad de este es el consumo desmedido de alcohol. Lo siento pero no. No voy a negar la evidencia pues está claro que la inmensa mayoría de los jóvenes que acuden a un botellón consumen alcohol, pero no de forma brutal buscando la ebriedad. Consumen alcohol de la misma manera que lo harían en un bar sino pudieran consumirlo en la calle, el fin último del botellón es relacionarse y divertirse, no beber. El consumo de alcohol sólo suele ser un medio para divertirse, más o menos válido, pero un medio al fin y al cabo un medio, no un fin.

Es más, diría que son más los que no beben en un botellón que los que rompen escaparates y queman contenedores. Al menos yo, personalmente, conozco a más gente que acude a botellones sin beber (yo mismo lo he hecho en ocasiones) que individuos que se dedican a destrozar todo lo que encuentran a su paso.

La delincuencia no tiene porque ir ligada al consumo de alcohol en la calle. Esta sólo brota en ocasiones muy puntuales. Esta violencia normalmente va ligada a la presencia intimidatoria de la policía. Los jóvenes muchas veces se sienten reprimidos si el ayuntamiento coloca una excesiva presencia policial alrededor del botellón.

Veo positivo que haya presencia policial en las zonas de fiesta ya que muchas veces se producen altercados y situaciones violentas. Pero esta ha de ser disimulada. Los agentes vestidos de paisano pueden vigilar de cerca sin causar recelo y aquellos que estén uniformados nunca han de mostrar una actitud intimidatoria, cortando el paso a determinadas zonas, cacheando a todos aquellos que pasen cerca suya, etc...
Una persona que es peligrosa lo es tanto consumiendo alcohol en la calle como consumiéndolo en locales cerrados.

Sí admito que el botellón se ve acompañado normalmente de dos problemas: suciedad y ruido. Ambos se solucionan parcialmente acondicionando recintos adecuados para el consumo de alcohol. Si el recinto está bien acondicionado facilitará a los servicios de limpieza la recogida de residuos. Y, sintiéndolo mucho por los trabajadores, estos servicios también están para limpiar los residuos provocados por el ocio nocturno.

El problema es dónde situar estos recintos. En algunas ciudades las "zonas de marcha" no disponen de espacios abiertos próximos, y no se puede mandar a los jóvenes a hacer botellón a lugares que se vean obligados a desplazarse, ya que muchos utilizarán sus vehículos particulares con el riesgo que esto conlleva.

Pienso que, si no queda otra solución, los vecinos han de ceder. Sí, es una putada vivir en una zona de marcha y no poder dormir por las noches. Es cierto que no está la cosa como para andar mudándose a la primera de cambio. Pero no se puede instaurar el toque de queda simplemente porque algunas personas quieran dormir tranquilas. Quizás utilizando tapones para dormir minimicen su insomnio. Desde luego enervarse y achacar su problema al ruido exterior sólo va hacer que perciba más este ruido por pequeño que sea y el cerebro es el mayor aliado a la hora de conciliar el sueño, no el oído.

Resumiendo: el botellón no es el problema. El problema es que muchos políticos en vez de asumir los problemas que este genera intentan hacer creer a la sociedad que el botellón es el problema. Una adecuada presencia no intimidatoria de las fuerzas de seguridad, recintos adecuados, una inversión en limpieza... Son sólo algunas de las claves para evitar que el botellón degenere en un problema. Pero es más fácil generalizar, prohibir el consumo de alcohol en la calle, acusar a la mayoría de los jóvenes de delincuentes y dar carpetazo al asunto.

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